miércoles, 2 de febrero de 2011

Osvaldo era un irrespetuoso, un tremendo hijo de puta, un ignorante, mentiroso, un habable malcriado, un jodido, inchapelotas, un estupido, un tarado, un sorete mal cagado, drogadicto y maricón. Osvaldo era un inoportuno, tan feo como la mierda, medio gil, medio boludo, inconstante, insolente, un corrupto malicioso, una bosta indecente, un creido fastidioso, un deficiente mental. Osvaldo era un vago peresoso, un injerto intolerable, un abusador y flojo, imperfecto en todos lados, injerto tan desagradable, insoportable, tacaño, a ser inperdonable, altanero, estafador. Menos mal que no lo conocí, agradesco nunca haberlo visto ni haberme cruzado con él, ni haber oido hablar de él y de su forma de ser. Yo sólo sé que Osvaldo era un arogante, sucio, un inmoral incurable, un rencoroso, indeseable, para nada razonable, un inxepresivo infame, irresponsable, indignante, indisiplinado, inepto, un indiscreto inclumplidor. ¿Y que pasa si somos así y capás que no nos damos cuenta?, no permitas que hablen mal de mí aunque t o d o s, diferentes sean, cantamos igual.